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Grand Theft Auto IV no es solo otro GTA. Es el GTA. La historia más cruda, más humana, más real que haya salido de Rockstar. Esto no va de jets privados ni de excentricidades californianas. Esto va de Niko Bellic. De traumas, de guerras pasadas, de un sueño americano podrido desde la raíz.

Liberty City no es un parque de diversiones. Es una jungla gris, sucia y despiadada, donde los sueños se compran con sangre. Cada calle, cada llamada telefónica, cada traición pesa. Acá no hacés misiones por diversión; las hacés porque no hay otra salida.

Y sí, tal vez no puedas pilotear un jet o tunear un lowrider... pero podés sentarte en un bar con tu primo Roman, mirar el teléfono sonar, y preguntarte si la violencia te va a seguir toda la vida. Porque en GTA IV, la violencia no es un espectáculo. Es una sombra.

Si querés jugar el GTA con la mejor historia, con personajes que te quedan clavados en la memoria, y con una ciudad que respira más tristeza que glamour... entonces Liberty City te espera.

RESEÑA: GTA V – El simulador oficial de esperar GTA VI

⭐⭐⭐⭐⭐

Jugué GTA V en tres generaciones de consolas y dos versiones de PC. Lo compré más veces que pan en la panadería. Lo jugué en 720p, en 1080p, en 4K, y si algún día lo sacan para heladeras inteligentes, también lo voy a jugar ahí.

El modo historia es directamente una película jugable. No una cualquiera: una con tiros, traiciones, exes histéricas, yoga, pastillas, narcotráfico, jets militares y un mapache con bazuca si tenés el mod adecuado.
Michael es el mafioso jubilado que no sabe soltar. Trevor, un psicópata con corazón (podrido, pero corazón al fin). Y Franklin, el único con dos neuronas funcionales, tratando de sobrevivir en medio del caos.
La narrativa es tan buena que terminás justificando robos, asesinatos y secuestros como si fueran trámites bancarios. Cada misión te deja con la boca abierta o cagándote de risa... o ambas.

Y el Online… mamita.
Entrás diciendo: “Hacemos un golpe y me voy temprano”. Dos minutos después, un chabón en calzones te atropella con un Deluxo volador, explotás sin saber cómo, reaparecés, y te cae un misil de un pibe nivel 400 en moto con ametralladoras.
Terminás vos y tus amigos haciendo cualquier cosa: guerra campal en la autopista, carreras con colectivos, tiroteos en la tienda de ropa, y un salto en paracaídas sin paracaídas “a ver qué pasa”.
Lo mejor es que nadie se queja. Porque cuando te das cuenta, ya pasaron tres horas, no hiciste ni un solo golpe, pero te dolés de tanto reírte.
Ah, y el banco que iban a robar... sigue esperando.

¿Y GTA VI?
Prometido desde que Internet era lento. Lo vimos en filtraciones, tráilers, memes, conspiraciones y hasta sueños húmedos.
Dicen que va a salir... algún día. Pero mientras tanto, Rockstar sigue exprimiendo esta joya como si fuera una vaca mágica que da billetes en vez de leche.
Y nosotros, como buenos adictos, seguimos cayendo. Porque sí, nos quejamos, nos reímos, pero apenas salga el VI, lo vamos a comprar en preventa, versión premium, con gorra, taza, mapa y hasta un alfajor si hace falta.

Conclusión:
Jugué GTA V en 3 consolas y 2 PC. Hice de todo menos el golpe que iba a hacer.
Ya vimos a Jason y Lucía en dos trailers, Vice City brilla... pero el juego no sale.
Rockstar, dejate de vueltas y largá el GTA VI de una vez.

122 horas de investigación científica intensiva
Veredicto: los árboles siguen ganando.

Si alguien te dice que este juego es solo de "chocar autos", mienten. Es una simulación seria, realista, educativa y profundamente espiritual... donde el 80% del tiempo lo vas a pasar lanzando un Pigeon por un acantilado para ver cuántas piezas le quedan al llegar abajo.

Empecé queriendo aprender sobre física de vehículos.
Terminé diseñando rampas imposibles, probando la resistencia del chasis contra postes telefónicos y usando un bus para jugar bowling con maniquíes.

Lo mejor:

Suspensiones que lloran cuando tocás un bache a 200 km/h.

Mods infinitos: desde autos de Fórmula 1 hasta una tostadora con ruedas.

Modo campaña... eventualmente. Pero ¿quién necesita eso cuando hay un puente sin terminar a toda velocidad?

Lo peor:

Mi teclado ahora tiene teclas que ya no existen en el abecedario.

La IA de tráfico maneja como si odiara vivir.

Cada vez que veo una rotonda en la vida real, tengo que resistir la necesidad de hacer un backflip con un camión cisterna.

Conclusión:
BeamNG.drive no es solo un juego, es una experiencia religiosa para los amantes de la destrucción vehicular.
No hay historia, no hay objetivos… solo vos, un motor V8 rugiendo, y una montaña diciendo: "apostás que no bajás sin romper nada".
Recomendado al 100%, salvo que seas el maniquí crash test. Ese pobre tipo no tiene un buen día hace 122 horas.

"Incluso los dioses caen..."

Ragnarök ha llegado, y con él, una experiencia digna de los mismísimos Æsir. La historia de Kratos y Atreus se despliega como una epopeya mitológica, donde cada combate ruge como el mismísimo Mjolnir estrellándose contra la tierra. El combate es brutal, preciso; los paisajes, imponentes; y la narrativa, tan poderosa como el rugido de un dragón anciano.

Sin embargo... hasta los dioses pueden sangrar. Y este port en Steam, por glorioso que parezca, está manchado por la maldición del crash eterno. He caído más veces por errores del sistema que por manos enemigas. Nada mata más la inmersión que un cuelgue en medio de una batalla contra un berserker.

God of War: Ragnarök es un juegazo. Una obra maestra. Pero si los desarrolladores no empuñan sus parches como armas, el verdadero Ragnarok será mi paciencia.

Balatro es una liturgia lúdica en la que el albur se transfigura en arte, donde cada naipe deviene un susurro del destino cifrado en símbolos, y el jugador, a medio camino entre taumaturgo y estratega, conjura con ímpetu reverente el milagro de lo improbable, hilando con febril lucidez una epifanía efímera que no reside en la victoria ni en la derrota, sino en la alquimia sublime de haber bailado aunque sea un instante con el vértigo del azar absoluto.

Tengo 234.8 horas en el juego y ni siquiera sé cómo llegué a eso… lamentablemente es adictivo, jajaja.

Ahora, hablando en serio: ¿quién se encarga del balanceo de personajes? Porque posta que mientras menos habilidad requiere un personaje, más roto está. Los que apretan dos botones ganan la partida y los que intentan jugar bien se comen el garrón.

Pintaba buenísimo, pero así como está se vuelve frustrante. Y lo peor es que te engancha igual.

No lo recomiendo, salvo que te guste sufrir

shroud yo te banco pero es el peor shooter que jugué en mi vida

Le metí un V12 al Beetle.
Ahora parece que invocás al diablo cada vez que lo prendés.
Salta dunas, rebota contra casas y sigue como si nada.

Altamente recomendable si querés ver autos que no deberían ir rápido… yendo rapidísimo.

TUTUDUDU MAX VERSTAPPEN

Compré Helldivers 2 para llevar democracia…
Ahora tengo 117 horas de servicio, 4 amigos menos y PTSD cada vez que escucho la palabra "estratagemas".

Un juego en el que el verdadero enemigo no son los bugs, ni los autómatas, ni siquiera los bichos gigantes que te escupen ácido desde tres cuadras…
El verdadero enemigo… ¡es tu compañero que lanza un ataque orbital mientras estás al lado del objetivo!

Nunca grité tanto "¡¿QUIÉN TIRÓ ESA NAPALM?!" con una sonrisa en la cara.

¿La historia? No importa.
¿Los gráficos? Explosivos.
¿La jugabilidad? Caótica perfección cooperativa.

Mi puntuación:
10/10 llevaría democracia de nuevo.
Firmado: un patriota con el 98% del cuerpo reconstruido y el alma al 110% al servicio de la Super Tierra.

¡ÚNETE HOY, CIUDADANO!