安装 Steam
登录
|
语言
繁體中文(繁体中文)
日本語(日语)
한국어(韩语)
ไทย(泰语)
български(保加利亚语)
Čeština(捷克语)
Dansk(丹麦语)
Deutsch(德语)
English(英语)
Español-España(西班牙语 - 西班牙)
Español - Latinoamérica(西班牙语 - 拉丁美洲)
Ελληνικά(希腊语)
Français(法语)
Italiano(意大利语)
Bahasa Indonesia(印度尼西亚语)
Magyar(匈牙利语)
Nederlands(荷兰语)
Norsk(挪威语)
Polski(波兰语)
Português(葡萄牙语 - 葡萄牙)
Português-Brasil(葡萄牙语 - 巴西)
Română(罗马尼亚语)
Русский(俄语)
Suomi(芬兰语)
Svenska(瑞典语)
Türkçe(土耳其语)
Tiếng Việt(越南语)
Українська(乌克兰语)
报告翻译问题
ondas negras danzaban,
como un bosque en la noche,
que el viento acariciaba.
Hoy el espejo miente,
frío y despiadado,
le muestra un campo yermo
donde el tiempo ha pasado.
Kyrie, el calvo añejo,
sueña con su pasado:
rizos que el sol doraba,
su orgullo bien guardado.
Las manos en su frente,
recorren sin consuelo
la luna que ha nacido
donde hubo un cielo negro.
Y murmura al otoño:
—¿Quién me robó el invierno?—
mientras el viento juega
con lo que ya no es suyo.
Kyrie