Entras al lugar, una figura enorme, de movimientos gráciles, con una aura amenazante, custodia las escaleras de mano que te permitirán avanzar.
Sus pasos causan un sonido terrorífico, con el que rellena la habitación por completo, alimentando el miedo, el pánico, a la vez que la tranquilidad.
El no ataca al instante, prefiere realizar una danza, ponerte a prueba, saber si darte una segunda oportunidad vale la pena.
Está en casa, piensa que al bailar tiene la ventaja, sigue con confianza mientras que el baile progresa.
El espera, evalúa si eres lo suficientemente estúpido como para atacarle, siendo que el puede castigar severamente todos y cada uno de sus errores, buscará la ventana de la posibilidad para destruirte tanto como sea capaz.

*Texto incompleto*