Instalar o Steam
Iniciar sessão
|
Idioma
简体中文 (Chinês Simplificado)
繁體中文 (Chinês Tradicional)
日本語 (Japonês)
한국어 (Coreano)
ไทย (Tailandês)
Български (Búlgaro)
Čeština (Checo)
Dansk (Dinamarquês)
Deutsch (Alemão)
English (Inglês)
Español-España (Espanhol de Espanha)
Español-Latinoamérica (Espanhol da América Latina)
Ελληνικά (Grego)
Français (Francês)
Italiano (Italiano)
Bahasa Indonesia (Indonésio)
Magyar (Húngaro)
Nederlands (Holandês)
Norsk (Norueguês)
Polski (Polaco)
Português (Brasil)
Română (Romeno)
Русский (Russo)
Suomi (Finlandês)
Svenska (Sueco)
Türkçe (Turco)
Tiếng Việt (Vietnamita)
Українська (Ucraniano)
Relatar problema de tradução
En mi sueño, se me presentan miles de imágenes con mensajes crípticos, donde el Spaghetti Volador toma control de mi cuerpo y en su labor reúne todas las religiones del mundo en una misma: el pastafarismo.
Es entonces cuando esta deidad me susurra miles de cosas viles, sucias y perversas al oído, todas ellas en italiano, ninguna de ellas que yo entienda con entereza. Por suerte hablo español así que traduzco la mayoría de sus mensajes pastafaristas sin complicaciones.
Uno de esos mensajes me caló profundamente: "HerNo, tienes que escuchar a Fabián Show y Pichirica, ellos fueron mis aprendices y recibieron la bendición de los 7 Latigazos Flácidos del Placer Spaghettinoso, gracias a mí, su música es un mensaje celestial que aún se escucha en restaurantes de todo el país"
No me detendré hasta que no quede ningún italiano e italiana sin un plato de spaghettis en la mesa. Hoy a 17 de octubre de 2024 dejo este escrito sagrado para la posteridad, y me sublevo contra el mandato del fusilli, el tortiglioni, el farfalle, y todos sus sinónimos engendros, más con rectitud rompo y escupo sobre las cartas de cada restaurante hasta eliminar toda diversidad gastronómica que no sea spaghetti o salsa boloñesa.