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No fui una realidad,
suave despertar
de esos redondos golpes del alma.
El silencio comentó, la gota lastimada,
el peso imprime en mi alma presionada,
el amor desvanecido,
lo poco que dejaste, me dejó,
huyendo de las voces solitarias,
esas vividas en ti.
Si tenía tu ser y lloraba el olvido,
quizá fue porque nunca te quise tener,
estando ahogado en la despedida
siendo que rechazo mi alejar.
Fue éste el adiós,
ese sin voz unos ojos mirando
hacia donde no estas tú,
tú viejo amante,
tú aroma de mi piel enamorada,
tú creencia fiel al extrañarte,
al esbozarte, al fabricarte, al amarte.
Por última vez,
te miré, escena desvastada,
ya no estabas, nunca fuiste mío,
enamorado de tu brillo,
dejaste en mi boca mi adiós.