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Ángel vestido de veneno.
Cogido de la mano, ángel vestido de veneno, imploro que me dé lo que me merezco. Perdida en un bosque lleno de hechos y helechos, iluminan el deseo que anhelo. Abrazado es al final de mi día oscuro, me llena de energía hacia donde me aventuro. Amado es, pues procuro llevarle al reino seguro donde mis sueños muestran ese dichoso futuro.
Karma de cosechas envueltas de acciones y gestos, a veces ricos de afectos, a veces vacíos de besos. No son las palabras las que hablan sino los mismos hechos los que marcan el inicio de lo que abarca. Consecuencia de la ley del afecto donde él siempre gana primero.