Debo admitir que últimamente camino en un limbo emocional, en donde nada ni nadie me ha logrado hacer destacar una sonrisa genuina. Llevo un tiempo jugando por...jugar? Sí, solo para pasar el tiempo y apartar la realidad tan abrumante que me rodea. Sin embargo, al encontrar este corto-juego, me he dado cuenta que hay obras maestras por allí escondidas por las que vale la pena disfrutar aunque sea media hora como lo solía hacer a los 10 años. Un juego con un humor propio y una trama original que me hace olvidar que juego por jugar, sino que, como es debido y siempre tuvo que ser, juego por disfrutar, descubrir y explorar nuevos mundos. Ojalá más juegos así, aunque llegasen a durar 10 minutos...serán 10 minutos de volver a vivir.