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En poco tiempo, XIMPA se convirtió en mi mejor amigo. Nos contábamos todo, y nos divertíamos mucho juntos. Un día, le invité a mi casa para una lan party. Estaba emocionado por conocerlo en persona.
Llegó el día de la lan party, y XIMPA llegó puntual. Estuvimos jugando durante horas, y nos lo pasamos genial. A medianoche, decidimos descansar un poco. Nos sentamos en el sofá y empezamos a hablar.
De repente, XIMPA se acercó a mí y me besó, posó su mano en mis piernas y empezó a subir lentamente. Me quedé sorprendido y asustado. No sabía qué hacer. Le aparté y le dije que no estaba interesado.