Lloras a deshoras en este vendaval, con un millón de olas que ya no tienen sal. Mantienes una aurora que no se ve ya, y es que se evapora si tu amor se va... Congelas la flora con tu frío polar, dejando amapolas de algo bipolar, amapolas voladoras que ni ves volar... pero las esporas están siempre allá...
Y sabes que en tu cuerpo hay un lobo feroz, que aunque quieras detenerlo siempre es más veloz, tienes un diablo y un ángel sonando en tu voz, pero aun estás a tiempo de parar a los dos, y ser tu mismo...
Y no te pierdas, en ese baile de caretas, de metas sin fin como si a tu sillín le robasen la bicicleta, mira a los ojos del karma que reflejan tu alma incompleta... y date calma, abriga al corazón, calienta tus latidos con los ruidos de tus grietas, y escribe tu saeta más afín y ponle fin a ese tiburón que sin razón se esta comiendo a tu delfín, y pon, tras tus muros, un seguro con placebo, por que el futuro siempre es un segundo plan nuevo, y si te envenenan mira el detalle, lo bueno que aprendes en la calle es que no aprendes nada bueno.
Paso siguiente, confía en ti mismo no en la gente, ignora malos vicios y prejuicios, de ahí lo que te sobre será lo sobresaliente... mientras esa luna incandescente te llama, derramando estrellas por las medias del pijama, entre esos esos sueños inocentes, que aveces se reprimen... si los coges no los sueltes ni los tires...