Final Fantasy XVI: Una telenovela medieval con espadas gigantes y traumas generacionales

¡Oh, Final Fantasy XVI! Un juego que toma todo lo que sabemos sobre la fantasía épica, lo mezcla con un drama digno de Game of Thrones y lo sirve en un plato adornado con explosiones de Eikon que harían llorar de emoción a Michael Bay.

La historia gira en torno a Clive Rosfield, un tipo tan serio que probablemente podría ganar un concurso de "quién frunce más el ceño". Clive pasa el 80% del juego buscando venganza, el otro 20% gritando nombres de personajes como "JILL" con la misma pasión con la que tu mamá grita tu nombre completo cuando se le quema el arroz.

Hablemos de los Eikons, las criaturas gigantes que se roban el show: estos combates son como si alguien decidiera que las peleas de Dragon Ball Z necesitaban más rayos láser, fuego, y drama cósmico. Literalmente puedes estar lanzando bolas de fuego del tamaño de un estadio mientras piensas: "¿Esto es todavía un RPG o ya estoy jugando Godzilla vs. Kong?"

El sistema de combate es espectacularmente fluido, pero también es como si Devil May Cry y Final Fantasy tuvieran un bebé después de un maratón de anime. Claro, olvidemos las estrategias complejas de los viejos tiempos; ahora puedes esquivar ataques en cámara lenta y encadenar combos como si estuvieras participando en un torneo de Street Fighter.

¿El mundo? Hermoso, pero también vacío. Es como visitar una mansión gigante solo para descubrir que el refrigerador está vacío y todas las puertas están cerradas. Vas de un lado a otro, recogiendo misiones secundarias que consisten en tareas tan emocionantes como "darle de comer a unas ovejas" o "matar a tres enemigos random porque sí". ¡Pero, oye, las ovejas se ven en 4K!

Y no olvidemos los diálogos, que a veces son tan intensos que sientes que los personajes están a punto de quebrar emocionalmente mientras discuten… sobre patatas. Porque sí, en este mundo medieval todo es serio, incluso las patatas.

En resumen, Final Fantasy XVI es una montaña rusa de emociones: por momentos épico, a veces ridículo, y siempre entretenido. Es un juego que te hará gritar de emoción, llorar por los traumas de los personajes y, probablemente, soltar una risa nerviosa cuando te des cuenta de que llevas tres horas viendo cinemáticas.

Puntuación final: 9 chocobos deprimidos sobre 10. 🐤