1er Aviso: Es imperativo sopesar el contexto en el cual este juego fue lanzado. La presente revisión toma en consideración el año de lanzamiento y los preámbulos de la saga.

2do Aviso: Este no es un simple yogurth light; no te lo podrás zampar sin esfuerzo. No es fácil ni demasiado difícil, pero definitivamente requiere una atención constante y una paciencia que rivaliza con la de un monje tibetano.

Apartado Visual: La representación de un Londres de finales del siglo XIX en esta entrega rinde homenaje a la obra de Arthur Conan Doyle. Los detalles y la ambientación pulida crean una experiencia envolvente, aunque la tan agraciada Baker Street podría beneficiarse de un poco más de mimo en los detalles. Además, si tienes una aversión a escuchar a Sherlock gritar "¡TAXI!" (en ESPAÑOL de ESPAÑA, ¡ojo!) cada vez que abandona su residencia, prepárate para fruncir el ceño involuntariamente.

Jugabilidad: El movimiento del protagonista puede ser un tanto tosco, como si estuviera tramando el plan maestro para resolver el caso mientras da vueltas en una esquina. En comparación con entregas anteriores, es un alivio que las pistas ya no se fundan tan magistralmente con el entorno, siendo más amigables para el ojo humano promedio. Los puzzles, sin embargo, son una montaña rusa de emociones: algunos te harán sentir como el genio de la milanesa, mientras que otros dejarán tu lógica dando vueltas en espiral, preguntándote en qué dimensión tiene sentido su resolución.

Historia: Absolutamente sublime. Llegar al final del juego y no tener ni la más mínima idea de cómo resolver el misterio es desconcertante y te hará cuestionarte tus niveles de inteligencia. La gratificación llega con la explicación del detective, tan fantástica y enrevesada que te hace cuestionar si Sherlock Holmes no está secretamente robándote neuronas.

En resumen: Este juego es un viaje en el tiempo a la Inglaterra victoriana, teje una trama digna de la pluma de Conan Doyle y te desafía con puzzles que pueden llevarte a la genialidad o a cuestionar tu cordura. Puede que el movimiento de Sherlock sea un tanto peculiar, pero, francamente, ¿quién necesita ser ágil cuando estás encarnando al detective más prestrigios, prestigi, prestigiri... MÁS FAMOSO de todos los tiempos?