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Recuerdo encontrarme frente a una pantalla de inicio que invitaba a jugar una run tras otra, por supuesto, porque no lograba terminar siquiera el segundo acto. Después de muchos intentos, me di por vencida (los mensajes des-alentadores cuando mueres me acabaron de lapidar) y desinstalé el juego. Sin embargo, aquella horrible experiencia no fue suficiente, llegar a la cima de la torre se había convertido en un reto personal; o, al menos, pasar del segundo acto. Y así fue como, meses más tarde, le di otra oportunidad para colmar mi paciencia. Me centré en encontrar las mejores reliquias con el Blindado, llegando a frustrarme por no saber optimizar los recursos y empeñarme en utilizar siempre las mismas cartas. Lo que me costó entender de Slay the Spire es que ninguna run es igual que la anterior, y no hay que rendirse porque te haya tocado un objeto que no querías. Al fin y al cabo, se trata de adaptarse a cada situación, a cada enfrentamiento, y prever qué es lo que te puede tocar en las siguientes batallas para armar un mazo eficaz. Pese a no haber jugado antes a un roguelike, logré adaptarme bastante bien al modo de juego. No necesitarás más de tres horas para entender lo que tienes que hacer en cada piso y, al igual que en un juego de decisiones, cada respuesta y cada acción que tomes puede decidir el futuro de la run. Muchas veces te tocará enfrentarte con muy poca salud a un enemigo de parvulario que te matará por cuestión de suerte, y otras tendrás que calcular cada fracción de daño que puedes hacer en un turno para saber si te compensa arriesgarte a matarlo en el siguiente o defenderte con todo lo que tienes de su próximo ataque.
Dos años más tarde, he conseguido subir a nivel 15 de ascensión (que no es demasiado alto) y sigo sintiendo una gran emoción cada vez que lo abro y veo la torre que ardo en deseos de escalar. No quiero decir que este juego me ha cambiado la vida, pero definitivamente ha cambiado la manera en que veo los videojuegos: la frustración no domina el escenario cuando estoy en Slay the Spire, porque sé controlar mejor mis impulsos y sé que, cuando mi personaje caiga, Neow me dará otra oportunidad.