"Curiosa la dicotomía de la vida, de ser una necesidad constante, un sufrimiento alargado, un vacío que nunca se llena. Y al mismo tiempo, no desear morirse, amar tanto vivir, querer extender la vida lo más que se pueda. Quizá amamos esa incertidumbre, el misterio de vivir, las posibilidades infinitas de cada instante y la capacidad, propia del humano, de tener y generar esperanzas".

"Lo mejor que puede pasarle a una mente inquieta es tener un alma solitaria".

"Muy miserable hay que ser en la vida, para no defender ninguna causa".

"Qué poco tiempo dedicamos a hablar de lo realmente importante por estar ocupados en los asuntos banales de la vida. En un mundo donde todo lo que importa son los números, donde no somos más que un dígito, necesariamente hay que abrir los espacios a las letras. No se puede pasar por este mundo preocupados sólo por el dinero, el status, el cómo vive o cuánto tiene el otro. La envidia, el arribismo y la comparación malsana no pueden transformarse en un estilo de vida. Hay que dar el primer paso y abrirse al mundo, escuchar lo que nos tiene que decir, estar dispuesto hacia el otro, en resumen, quitarse la máscara. No perdamos el hábito de decir 'te quiero' ni la gentileza de preguntar '¿cómo estás?' con verdadero interés. No conozco ningún ser humano que después de ayudar a alguien no se sienta un poco mejor, por lo que creo que la especie humana tiende hacia la bondad. Es en ese lugar donde nos sentimos más cómodos y nos encontramos más conformes con nosotros mismos. Por lo que ese es el camino, la dirección que debemos tomar, y así ofrecerle al mundo una imagen auténtica de nosotros, que será al mismo tiempo nuestra mejor imagen, ya que no esconderemos nada y podremos luchar más libremente por aquello en lo que creemos. Desatados. Hay que desatarse. Y desde la libertad de ser, recién podremos empezar a crear un mundo mejor, donde todos sean aceptados, ya sin dobles estándares ni falsas imágenes".