“El suspenso es terrible. Espero que dure”.

La primera víctima de la visita a la fábrica de Wonka es el corpulento y glotón alemán Augustus Gloop (Michael Bollner), que se cae en un río de chocolate. Es arrastrado por una resaca empalagosa hasta que es succionado hacia un tubo de vacío.

Augustus bloquea efectivamente el flujo del tubo hasta que la presión detrás de él aumenta hasta convertirse en un frenesí. Mientras su madre está teniendo un ataque de nervios, Wonka observa embelesado y dice: “El suspenso es terrible, espero que dure”, ya que es solo cuestión de tiempo hasta que Augustus suba por el tubo y se meta en Dios sabe qué al otro lado.

Aunque parece hecha a medida para el travieso Willy Wonka, la frase nos llega a través de la fantasiosa Gwendolen en La importancia de llamarse Ernesto de Oscar Wilde. Al igual que Wonka, ella tiene un don para lo melodramático y teatral, por lo que parece natural que él tomara prestada su forma de expresarse.


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