Decidir por dónde empezar una review de un juego como Hellblade Senua’s Sacrifice es muy complicado. Si tuviese que resumirlo en unas pocas palabras, no tengo ninguna duda de cuáles serían: Hellblade es una obra maestra.

Tan sólo basta con pararse a observar unos minutos la ambientación que tiene este videojuego, el mimo en cada detalle y el espectacular trabajo de sonido que hay detrás. Realmente el viaje que debe hacer Senua es muy duro y sufrido, el juego consigue perfectamente hacerte sufrir con ella. Sentirás el agobio de la misma manera que lo siente ella al verse superada por las voces que inundan su cabeza. Sentirás la rabia y la determinación de cada uno de sus golpes en medio de los combates y, casi sin darte cuenta, te sentirás parte de su historia y querrás ayudarla a que consiga lo que se propone.

Es un juego de los que dejan marca, de los que no te dejan ninguna duda que no volverás a encontrar nada parecido y de los que sientes pena cuando acaban porque sabes que no volverás a vivir nada así.

Además, el juego no sólo goza de una ambientación y una historia increíble, sino que el equipo de desarrollo ha contado con expertos que tratan la enfermedad sobra la que gira el juego (esquizofrenia) y también con personas que la han padecido. Y se nota. El juego es capaz de hacerte preso de una espiral de la que no puedes salir y creo que saben transmitir a la perfección lo que pretendían cuando diseñaron el juego.

Realmente no sabría cómo acabar esta review. Tan sólo puedo recomendar a todo el mundo que lo juegue. Es un 10 en todos y cada uno de los apartados: gráficos, ambientación, historia y... Dios... El sonido es SUBLIME. Sin duda, y desde mi punto de vista, es el aspecto que pone el lazo perfecto a este maravilloso regalo que nos ha hecho la industria del videojuego.

Sencillamente brutal.