Ciencia y tecnología, pilares elementales en el avance y el desarrollo de toda existencia; elementos que pueden llegar a marcar una época, un antes y un después. En una era donde el progreso se halla en auge, donde todo lo que creíamos saber se ha convertido en ceniza... un futuro donde la vida puede ser imperecedera. Nobody Wants to Die nos muestra una línea temporal ficticia donde la humanidad está lejos de ser lo que era. De entre los innumerables avances tecnológicos surge la icorita, capaz de cumplir el sueño más ambicioso de la humanidad... el sueño de la inmortalidad. Por desgracia en esta vida, todo tiene un precio: Un servicio de suscripción corporal permanente y obligatorio a partir de los veintiún años de edad y, por si esto fuera poco, la restricción total del consumo de alcohol, tabaco y chocolate (por increíble que parezca).

Nuestra historia comienza cuando James Karra, agente e investigador del cuerpo de policía (apartado de manera temporal por problemas de salud), recibe la llamada del jefe de policía con intención de tratar "un caso extraoficial" que inmediatamente llama la atención de nuestro protagonista. James encuentra esta oportunidad como una forma de redimirse por sus acciones en el pasado y acepta presto bajo una condición, una oficial de enlace vigilará todos y cada uno de sus pasos. Es entonces cuando su nueva compañera, Sara, entra en acción... aunque ninguno podría llegar a imaginar hasta qué punto les llevaría esta investigación.

Nobody Wants to Die nos presenta una historia extremadamente lineal en la que avanzaremos a través de diferentes salas desgranando poco a poco nuestro caso. Para ello utilizaremos una amplia variedad de artilugios: Un Reconstructor (que nos permitirá vislumbrar lo sucedido, pudiendo además avanzar y retroceder en el tiempo), una Lámpara UV (para localizar rastros de sustancias y ADN) y un lector de Rayos X (para ver a través de cuerpos y paredes). El problema principal de este Nobody Wants to Die reside en que la libertad de acción es nula, recibiendo una y otra vez instrucciones de qué debes hacer y qué debes investigar en todo momento, algo totalmente inamovible y que impide cualquier tipo de autonomía. Todo está establecido y no podrás salir del guion jamás.

Por si esto fuera poco (algo que desde mi punto de vista ya es motivo de rechazo), nos encontraremos un protagonista poco interesante y monótono, que además cumple el reiterado perfil de investigador con problemas de autoestima, mal carácter, inestabilidad emocional, adicto y con tendencia a la autodestrucción. Además, nos darán la posibilidad de "construir" un perfil dentro de unos márgenes muy estrictos mediante elección de diálogos que al final concluirá en uno u otro final, pero que en el transcurso de nuestra aventura no tendrá ningún impacto significativo.

Si tuviera que destacar algo positivo de Nobody Wants to Die sería su ambientación y diseño artístico con referencias muy notables a videojuegos como Bioshock, sin dejar a un lado la enorme similitud que posee en su trama con series como Altered Carbon (altamente recomendable).

Por desgracia no puedo recomendar un videojuego que en ocasiones incluso parece no estar acabado (diálogos sin traducir, voces que cambian su tonalidad repentinamente o parecen cambiar de actor de doblaje, personajes que no están hablando pero gesticulan...), más aun cuando su precio oscila los 25€ en el momento en que escribo esta reseña... Nobody Wants to Die puede resumirse en una muy buena idea que ha sido muy mal ejecutada, en la que todo se resume en seguir paso a paso un libro de instrucciones. Una pena... ¡Gracias y nos vemos en la próxima reseña!

La tenebra avanza lenta e impetuosa, una enfermedad mortal que no distingue entre raza, cultura o clase social. Mientras tanto, la multitud comienza a agitarse y el odio desenfrenado se eleva a pasos agigantados tras conocerse la idea de progreso que el Barón Lord Elias Northcrest desea imponer en la ciudad. Entretanto, un maestro ladrón y protagonista de nuestra aventura, se verá envuelto en un conflicto ineludible mientras descubre la primigenia, un poder ilimitado pero aún desconocido que podría desencadenar la destrucción total de la ciudad en caso de caer en las manos equivocadas.

En Thief conoceremos algunos de los personajes más importantes de nuestra aventura: Nos pondremos en la piel de Garrett, experto cleptómano sin escrúpulos con habilidades sobrehumanas debido a cierto incidente, Erin, una imprudente aspirante a ladrona y Basso, proveedor del mercado negro y único amigo de nuestro protagonista. El declive absoluto comienza el día en que reciben un soplo y deciden tomar cartas en el asunto, momento en el que inicia nuestra aventura...

Thief es un videojuego "lineal" en primera persona centrado en el sigilo. Nuestra habilidad, ingenio y capacidad de reacción se pondrán a prueba constantemente en un videojuego que recompensa enormemente al hábil y castiga severamente al incauto. Thief se estructura en varios capítulos unidos por una ciudad que hace las veces de nexo y actúa como zona de exploración libre. En ambos encontraremos gran cantidad de botín y coleccionables que mejorarán nuestra economía, una economía que invertiremos en mejoras, herramientas y desbloqueo de habilidades para Garrett.

Puedo afirmar que, sin lugar a dudas, su punto fuerte se centra en la exploración y en el diseño de niveles. Aunque gráficamente no sea espectacular, posee unos escenarios realmente bien elaborados con una elevada cantidad de posibilidades según nuestro estilo. Los impacientes podrán avanzar en línea recta hallando el conflicto inmediato, mientras que otros se tomarán su tiempo buscando rutas alternativas, aunque menos peligrosas (Thief está diseñado así y te anima a ello abiertamente, no hay ningún tipo de contrarreloj). Por desgracia, también encontraremos una enorme cantidad de trampas que debemos ir desactivando para poder avanzar, junto a otros métodos más convencionales para detectar la presencia de nuestro protagonista (pájaros enjaulados que se asustarán al hacer ruido o perros que nos olerán al acercarnos).

No se especifica en ninguna parte y pensé que sería conveniente avisar de ello: Algunas partes de la trama (inclusive un capítulo en su totalidad) están más cercanas a un videojuego de terror que a uno de sigilo donde encontrarás seres al más puro estilo Amnesia: The Dark Descent. ¡Cuidado para aquellos que odien los videojuegos de terror!

¿Qué aspectos negativos he podido encontrar? Thief está diseñado y enfocado al sigilo, cualquier tipo de interacción hostil debería ser descartado debido a un mal diseño. Combatir cuerpo a cuerpo, si se le puede llamar así, se limita a aporrear el botón de golpear o esquivar hasta que el rival cae al suelo o éste acabe contigo. En mi caso no llegué a utilizar las flechas más importantes (incendiaria, adormecedora, explosiva...) pues no llegó a ser necesario en ningún momento y menos aún si eres de los que prefiere pasar desapercibido. Por supuesto y ligado a lo que mencioné previamente, la IA deja mucho que desear, siendo el nivel de detección un aspecto muy dejado al azar (a veces te descubrirán inmediatamente o no realizando las mismas acciones).

Por supuesto no queda ahí la cosa... Thief tiene bugs recurrentes en el pathing de los enemigos tras cargar puntos de control haciendo que estos no se desplacen con normalidad e impidan tu avance, los guardados automáticos son un caos absoluto y si recurres a ellos en exceso te enfrentarás a un pantallazo negro que te forzará a abandonar el juego, las pantallas de carga (que no son pocas) serán eternas sin importar la gama de tu ordenador y, por último pero no menos importante, la historia se ha desaprovechado enormemente... el lore y la ambientación son pilares clave en Thief, pero lo convirtieron en una pesada amalgama de personajes insulsos y una infinidad de documentos e información irrelevante que te aleja una y otra vez de la trama principal...

Thief tiene un precio muy reducido el día en que escribo esta reseña y diría que prácticamente todo el año (2,99€ a día de hoy). No dudéis en aprovechar esta oportunidad, ya que recibiréis una cantidad de horas bastante respetable muy bien amortizadas económicamente. ¡Un saludo!